Victorino Álvarez Tena, Por la gracia de Dios y de la Santa Sede Apostólica, Obispo de Celaya.
Toda la Iglesia, esposa amada de Cristo Jesús, participa por designio divino en la obra maravillosa por la que el Padre es glorificado y los hombres reciben la santificación en el Espíritu Santo.
Pero el pueblo de Dios no puede realizar su Vocación mientras no se cuente con el ministerio de los sacerdotes que, consagrados por el sacramento del orden, tiene la sagrada potestad de predicar la palabra de Dios, renovar el sacrificio de la Santa Misa y comunicar la gracias de los sacramentos.
La Iglesia no puede vivir sin sacerdotes.
Por eso, desde la fundación de esta Iglesia particular en la Diócesis de Celaya, nuestra primera preocupación ha sido la formación de los futuros sacerdotes. Esta preocupación debe ser también la de todos vosotros.
Misión del Obispo es animar a su grey al fomento de las vocaciones y procurar que todas las energías y esfuerzos se coordinen estrechamente y ayudar, como padre, sin renunciar a sacrificio alguno, a quienes juzguen han sido llamados a la heredad del Señor. (Optatam Totuis, n.2.)
La obra principal de la Diócesis exige un esfuerzo muy grande en todos nosotros: parroquias, sacerdotes religiosos, religiosas, familias, maestros, lo mismo jóvenes, todos hemos de unirnos en esta obra del Seminario.
Con gran fidelidad a las normas de la Santa Iglesia queremos orientar la formación espiritual, intelectual y moral de los amados seminaristas, evitando experiencias peligrosas que han desorientado y perjudicado seriamente a algunos seminaristas.
Desde el principio ha de distinguir a nuestro Seminario un marcado impulso misionero, de manera que con el tiempo podamos ayudar a las Misiones y a las Diócesis más necesitadas.
La Virgen Inmaculada, a quien proclamamos Patrona Principal del Seminario, sea la que interceda y coopere para que la formación de los Seminaristas sea según el Corazón de Cristo Jesús.
Que el Patrocinio de San José asista al Seminario para que, como en el hogar de Nazaret, se cultiven las virtudes de la humanidad, laboriosidad, castidad y sobre todo, la fé y la caridad, para que no falte el pan de cada día.
Contando, pues, con el apoyo sincero y decidido de toda nuestra querida Diócesis, confiando sobre todo en la poderosa gracia del Señor, por el presente decreto erigimos el Seminario Menor de la Inmaculada.
Dado en la ciudad Episcopal de Celaya, en el la Fiesta de la Natividad de la Santísima Virgen María, a los ocho días del mes de septiembre del año del Señor de mil novecientos setenta y cuatro.
Jesús Humberto Velásquez Garay, por la gracia de Dios y de la Santa Sede Apostólica, II Obispo de Celaya.
Por las letras presentes instituyo la sección de:
Al conmemorar el XV Aniversario de la fundación del Seminario Diocesano, continuando así el trabajo pastoral del primer Obispo de esta Iglesia, Don Victorino Álvarez Tena.
Bajo el amparo de María Inmaculada y de San José, encomiendo la formación de los futuros presbíteros, quienes han de continuar la obra de salvación de Nuestro Señor Jesucristo en esta porción del pueblo de Dios.
Con la esperanza de ver concluidos muy pronto los trabajos de esta obra Diocesana, invito a todos los fieles a orar con fervor y a brindarle el apoyo moral y respaldo económico.
Dado en la ciudad Episcopal, a los diez días del mes de septiembre de mil novecientos ochenta y nueve.
Celaya de la Purísima Concepción, Gto.
Jesús Humberto Velásquez Garay, por la gracia de Dios y de la Santa Sede Apostólica Obispo de Celaya.
Por las letras presentes instituyo la sección de:
En esta Diócesis al conmemorar el XVIII Aniversario de la Fundación del Seminario Diocesano y los Quinientos Años de iniciada la Evangelización en las tierras de América.
Invito a los Señores Presbíteros, a las comunidades de vida consagrada y a todos los fieles a elevar fervientes plegarias al Señor, dueño de las Mies, para que nos conceda abundantes y Santos operarios en orden a instaurar su reino aquí en la tierra.
Dado en la Ciudad Episcopal, a los trece días del mes de septiembre de mil novecientos noventa y dos.
Celaya de la Purísima Concepción. Gto.